Me invitaron a una fiesta
los amigos del colegio,
pero debo disfrazarme,
no me deben conocer.
Debe ser una sorpresa,
debe ser muy divertida,
pero no me he decidido
que disfraz me he poner.
De qué me disfrazo?
de oso o payaso?
tal vez de caballo,
de gaucho o dragón?
De qué me disfrazo?
Tal vez marinero?
quizás manicero
o de Napoleón?
(Fragmento de "De qué me disfrazo"
interpretado por Carlos Balá)
Toco el aire, el aire toco, el aire toco, toco el aire!! Hey! Me sorprendieron! Qué hacen acá? Ah, uds quieren saber algunas cosas de mis encuentros con el cómico del flequillo, no?
Bueno, se los cuento. No, mejor no se los cuento. Mejor sí, no, mejor no, mejor sí, mejor no, mejor si (es que cuando me decido no me decido). Está bien, mejor les cuento en esta serie que tendrá algunos capítulos, así que si están dispuestos escuchen con atención y saquen fotocopias.
La historia de mi primer encuentro con ese "flequilludo" comienza como miniperiodista del desaparecido suplemento infantil "El Mosquito" (del diario El Atlántico) en el verano de 1985 en las instalaciones de la famosa Carpa Multicolor (llamada después La Carpa de C.B.) que estaba ubicada en la conocida ex-manzana 115 (Buenos Aires y Moreno), hoy reemplazada por la Fuente de Aguas Danzantes de Mar del Plata.
Como los chicos del Mosquito teníamos un 'talentito' para hacer notas por nuestra cuenta yo me especializaba en los espectáculos y mandé mis pasos a encontrarme con Carlitos para un reportaje. Como llegué tarde, pude ver la función (debidamente autorizado e identificado por el medio periodístico) quedando en ver a Balá 2 días después antes de la función.
Uds saben lo que se siente en el corazón cuando uno se encuentra con ese hombre que transmite simpatía y no deja de hacerte reir. Reconozco que le hice preguntas muy estúpidas pero tratando de respetarlo lo mejor posible, cosa que siempre le estaré muy agradecido (che, no me culpen, tenía tan sólo 14 años!).
Pero al ingresar a la carpa y antes del reportaje a Carlitos me encontré con una grata e inesperada sorpresa: me saludó en persona un jóven actor que estuvo trabajando con Balá: Sergio Petrone (claro, me conoció porque sabía que mi viejo era policía y amigo de ese actor!). Lo curioso es que después de ese día nunca más he vuelto a saber de Petrone, era muy simpático y cordial, de muy buena voz.
Fue muy grato estar en la piel de un periodista (por cierto, a María Gordillo que fue la directora del suplemento infantil, a Silvia Lafranconi y al mejor de los miniperiodstas de esos años, Gustavo Martín Soler de Villa Gesell, gracias por todo donde quiera que se encuentren!) y tan solo esa experiencia (o curiosidad como decíamos) me enseñaba sin querer que se convertiría en los próximos años en lo que yo denonimé "periodismo evocativo". Y el destino me estaba diciendo -sin que yo lo supiera- que volvería ver a mi ídolo favorito haciendo como siempre un gestito de idea...(CONTINUARÁ)
-D.W.-