Toca toca, teke teke,
es el rey de este panqueque,
el que toca, toca, toca,
hay que ver que suerte loca.
Baila el pobre, baila el rico,
baila el rey y la sultana,
este ritmo de tocadisco
yo lo bailo con mi hermana.
Toca toca, teke teke,
es el rey de este panqueque,
el que toca, toca, toca,
hay que ver que suerte loca.
(Canción "Toca toca" interpretado por
Adriana Salgueiro y Noemí Serantes,
recuerdo del programa televisivo
"Venga a Bailar" conducido por
Sergio Velasco Ferrero. Adaptación de D.W.)
“El problema de lo digital es que no distorsiona. Y la distorsión es parte de lo que escuchamos y de nuestra vida. Lo digital es muy limpio. Se pasaron de revoluciones a la hora de pasar la escoba. Es como un cuadro que no tiene límites y entonces al artista se le hace muy difícil ubicar los colores: no hay marco. Por eso yo trato de evitar todo lo que sea digital per se. Lo digital es muy democrático, pero no es la posta. Por eso hay mucha gente que te dice que los discos suenan mejor que los CD y, cuando les preguntás por qué, no saben explicártelo. Lo que pasa es que no se dan cuenta, pero extrañan la distorsión, el ruido de fondo. En realidad, si lo pienso un poco, toda mi historia se limita a los problemas y las alegrías de alguien cada vez más analógico en un mundo cada vez más digital, se entiende?” CHARLY GARCIA
Más claro imposible y Charly tiene mucha razón, yo persolmente extraño el ruido de la púa en el viejo tocadiscos, ese mismo aparato que compró mi padre y que años después lo destrozó en un ataque de ira. Pero es mejor que cuente esa historia desde el principio: Todo empezó en el año 1975 cuando mi viejo fue a la casa central de la desaparecida "Casa Radar" ubicada en la esquina de Independencia y Moreno y compró un tocadiscos de marca Ranser. Con el paso del tiempo se sumaron muchos discos que han hecho feliz mis momentos más aburridos, discos de todo tipo musical (infantiles, folklóricos, valsecitos peruanos, tangos, cumbias clásicas, interprétes varios, etc.), cantando los temas como si la gente me escuchara, siendo el alma de las fiestas navideñas o los bailongos de asaltos hogareños. Hasta que después de tantas alegrías llegó el día que no quisiera relatar: ese día mi padre discutió muy seriamente con mi madre y en un ataque de ira total tomó un palo y rompio a golpes el tocadiscos sin preguntarme por que. Cuando pasó todo el mal momento me acerqué al aparato destrozado y lo miré fijo con los ojos inyectados en odio, esos ojos de niño de 12 años llenos de ira y que querían castigarlo por el daño hecho, quería gopearlo hasta hacerlo sangrar, quería matarlo de la misma manera que el pobre aparato sufrió un castigo imparble y brutal. Pero opté mirar para otro lado y hasta el día de su muerte jamás le perdoné por lo que había hecho. Pero me consolé pensando que ese tocadiscos está en mi barrio de recuerdos reproduciendo las canciones que postean este blog como aquellos tiempos en que disfrutaba escuchando esos temas que gracias a Dios los estoy recuperando para compartirlos con los amigos del programa de radio PROHIBIDO OLVIDAR.
es el rey de este panqueque,
el que toca, toca, toca,
hay que ver que suerte loca.
Baila el pobre, baila el rico,
baila el rey y la sultana,
este ritmo de tocadisco
yo lo bailo con mi hermana.
Toca toca, teke teke,
es el rey de este panqueque,
el que toca, toca, toca,
hay que ver que suerte loca.
(Canción "Toca toca" interpretado por
Adriana Salgueiro y Noemí Serantes,
recuerdo del programa televisivo
"Venga a Bailar" conducido por
Sergio Velasco Ferrero. Adaptación de D.W.)
“El problema de lo digital es que no distorsiona. Y la distorsión es parte de lo que escuchamos y de nuestra vida. Lo digital es muy limpio. Se pasaron de revoluciones a la hora de pasar la escoba. Es como un cuadro que no tiene límites y entonces al artista se le hace muy difícil ubicar los colores: no hay marco. Por eso yo trato de evitar todo lo que sea digital per se. Lo digital es muy democrático, pero no es la posta. Por eso hay mucha gente que te dice que los discos suenan mejor que los CD y, cuando les preguntás por qué, no saben explicártelo. Lo que pasa es que no se dan cuenta, pero extrañan la distorsión, el ruido de fondo. En realidad, si lo pienso un poco, toda mi historia se limita a los problemas y las alegrías de alguien cada vez más analógico en un mundo cada vez más digital, se entiende?” CHARLY GARCIA
Más claro imposible y Charly tiene mucha razón, yo persolmente extraño el ruido de la púa en el viejo tocadiscos, ese mismo aparato que compró mi padre y que años después lo destrozó en un ataque de ira. Pero es mejor que cuente esa historia desde el principio: Todo empezó en el año 1975 cuando mi viejo fue a la casa central de la desaparecida "Casa Radar" ubicada en la esquina de Independencia y Moreno y compró un tocadiscos de marca Ranser. Con el paso del tiempo se sumaron muchos discos que han hecho feliz mis momentos más aburridos, discos de todo tipo musical (infantiles, folklóricos, valsecitos peruanos, tangos, cumbias clásicas, interprétes varios, etc.), cantando los temas como si la gente me escuchara, siendo el alma de las fiestas navideñas o los bailongos de asaltos hogareños. Hasta que después de tantas alegrías llegó el día que no quisiera relatar: ese día mi padre discutió muy seriamente con mi madre y en un ataque de ira total tomó un palo y rompio a golpes el tocadiscos sin preguntarme por que. Cuando pasó todo el mal momento me acerqué al aparato destrozado y lo miré fijo con los ojos inyectados en odio, esos ojos de niño de 12 años llenos de ira y que querían castigarlo por el daño hecho, quería gopearlo hasta hacerlo sangrar, quería matarlo de la misma manera que el pobre aparato sufrió un castigo imparble y brutal. Pero opté mirar para otro lado y hasta el día de su muerte jamás le perdoné por lo que había hecho. Pero me consolé pensando que ese tocadiscos está en mi barrio de recuerdos reproduciendo las canciones que postean este blog como aquellos tiempos en que disfrutaba escuchando esos temas que gracias a Dios los estoy recuperando para compartirlos con los amigos del programa de radio PROHIBIDO OLVIDAR.