Con una canción en la Navidad,
desde la alta montaña viene el pastor.
Viene a regalar al niño Jesús,
corona de luz hecha de amancay.
Viene a regalar al niño Jesús,
corona de luz hecha de amancay.
Traigo para ti, mi niño Jesús,
la música escondida del manantial.
Traigo el cascabel de la soledad,
que se enamoró del amanecer.
Traigo el cascabel de la soledad,
que se enamoró del amanecer.
He visto brillar en la Cruz del Sur,
gotas de rocío.
Llorarán también, su muerte Señor,
las estrellas que alumbran por tu amor.
Llorarán también, su muerte Señor,
las estrellas que alumbran por tu amor.
Quién como el zorzal, mi niño Jesús,
cantará, si pudiera, para velar
tu sueño feliz, porque al despertar,
ya comenzarás a llevar la cruz.
Tu sueño feliz, porque al despertar,
ya comenzarás a llevar la cruz.
Rubio el chiquilín, labios de coral,
desnudo como el agua quiso nacer.
Llenos de bondad los ojos del buey,
igual que una flor te contemplarán.
Llenos de bondad los ojos del buey,
igual que una flor te contemplarán.
desde la alta montaña viene el pastor.
Viene a regalar al niño Jesús,
corona de luz hecha de amancay.
Viene a regalar al niño Jesús,
corona de luz hecha de amancay.
Traigo para ti, mi niño Jesús,
la música escondida del manantial.
Traigo el cascabel de la soledad,
que se enamoró del amanecer.
Traigo el cascabel de la soledad,
que se enamoró del amanecer.
He visto brillar en la Cruz del Sur,
gotas de rocío.
Llorarán también, su muerte Señor,
las estrellas que alumbran por tu amor.
Llorarán también, su muerte Señor,
las estrellas que alumbran por tu amor.
Quién como el zorzal, mi niño Jesús,
cantará, si pudiera, para velar
tu sueño feliz, porque al despertar,
ya comenzarás a llevar la cruz.
Tu sueño feliz, porque al despertar,
ya comenzarás a llevar la cruz.
Rubio el chiquilín, labios de coral,
desnudo como el agua quiso nacer.
Llenos de bondad los ojos del buey,
igual que una flor te contemplarán.
Llenos de bondad los ojos del buey,
igual que una flor te contemplarán.
(Canción "Tristeza de Navidad"
interpretado por Los Chalchaleros)
Uno escribe en un blog como puede sentir los latidos de su corazón, a veces con la alegría de compartir algún acontecimiento o emoción en su vida y en otras ocasiones no se puede disimular un estado de enorme desaliento.
El año pasado escribí sobre la gente pobre que no podía pasar una navidad digna -Ver "UNA NAVIDAD DISTINTA"- pero esta vez quiero hablar de navidades perdidas y privilegios no concretados en mi vida, desde luego que dejando totalmente en aclaración que no culpo absolutamente a nadie, son tan sólo desafortunados momentos del mismo destino.
Desde que mi padre se fue de este mundo ni las fiestas navideñas ni el año nuevo han tenido sentido para mí (y quizás a alguien le suceda lo mismo).
Creo que alguna vez he contado que cada fiesta mi viejo accionaba el tocadiscos pero nunca la radio ni la TV, en ese momento los discos de 33 o 45 revoluciones por minuto eran su universo compartido con mi familia.
Minutos después de las 12 llegaban los vecinos a saludar y se armaban un bailongo provisorio, la alegría se notaba al sonar la música fuerte sin quejas de vecinos.
Como diría mi amigo Pepito Pérez en una canción:
"Faltan cinco pa' las 12, / el año va a terminar, /
y yo me voy corriendo / a abrazar a mi mamá..."
Un buen recuerdo, pero todo eso se quedó alojado en mi memoria.
Yo en cambio estoy aquí, estancado en esta ciudad con un trabajo y un programa de radio que no me da todo lo que deseo, siempre con la misma honestidad como la que uso para escribir en este barrio de recuerdos.
Hace pocos días se realizó el último almuerzo de los admiradores de Don Manuel García Ferré y en esta ocasión mis amigos de Hijituslogía -Jorge Fernández Torre y María Ángela, su señora y realizadora de la estatuilla que me obsequió y que fue sin dudas la gratísima sorpresa del año- se presentaron en dicho acontecimiento con la presencia del Sr. Carlos Castriota, integrante del programa televisivo "La Pandilla Uanautu" y luego convertido en fotonovela publicada en la revista "Anteojito" (para detalles más concretos vean HIJITUSLOGIA: UANAUTU).
Esperé a Jorge en el lugar que no quisiera haber ido, la Estación Ferroautomotora de Mar del Plata que aún estando en construcción pronto será un gran atractivo para el turismo nacional y mundial.
Decía que hubiera no haber estado allí porque el paso de los micros y de los trenes me recuerdan la tristeza de la imposibilidad de viajar, por eso cada vez que tomo el colectivo al pasar por allí miro para otro lado pero el sonido de una bocina de tren traiciona mi intención de rechazo.
El Hijitustilógico amigo me contó como fue todo en la reunión que salió bien, pero debo reconocer que algo de tristeza me dominaba el corazón mientras simulaba alegría y Jorge sabe porqué, a él no se puede ocultarle nada.
Más detalles de ese momento puedes verlo aquí: HIJITUSLOGIA: ÚLTIMO ENCUENTRO CON GARCÍA FERRÉ 2010
Desde que tengo la fortuna de trabajar y que dicha actividad es la única que me permite seguir realizando mi programa radial (en el cual le pongo todo, mi alegría, mi tristeza, mi memoria y mi corazón sin engaños) sigo sin poder tener el privilegio de viajar a Buenos Aires sin poder conocer a artistas que difundo en mi programa ni tampoco a García Ferré, esa posibilidad la veo cada día más y más lejana y eso no evita que lágrimas de intensa amargura salgan de mis verdosos ojos, los mismos que conservan los recuerdos de un niño que leyó durante años las revistas de Hijitus y Anteojito, que veía "El Mundo de Calculín" desde la pantalla de Canal 8 por vía coaxil, que se divertía jugando con la familia en el famoso Panal de la Felicidad, esos ojos que recuerdan las letras de canciones de los queridos personajes que nunca olvidé y que algunas de esas letras están en este barrio virtual, en fin, un gran privilegio que un año más se vuelve a perder.
Evidentemente sólo algunos privilegios se suman en Mar del Plata pero en Buenos Aires prácticamente parece que es TOTALMENTE IMPOSIBLE, eso ya lo tengo asumido y debo aceptarlo como tal, no creo en posibilidades ni en nuevas oportunidades.
La vida es linda dicen algunas personas, puede ser, pero hay momentos que uno termina odiando su propio destino como encarcelado en una enorme jaula sin salida.
Papá Noel ya no pasa por este barrio, se olvidó desde hace años de mí pues mi mayor regalo aún no llegó a mi vida y el mismo Jorgito Torre sabe cuál es.
Los días 24 y 31 al llegar las 12 no habrá risas a mi lado, sólo el silencio de mi corazón que llorará sin cesar mientras los vecinos abrirán regalos, reirán hasta que les duela sus estómagos, encenderán los cielos del país con cohetes y hasta tomarán en exceso justificando sus incontrolables estados de ebriedad con la excusa de que quieren estar alegres.
Lo bueno es que a nadie le va a importar mi sufrimiento ni nadie me verá entre lágrimas, podría considerarlo como algo tranquilizador, solamente Dios me verá y me pregunto si el Creador del cielo y la tierra que llegó a este mundo para enseñarnos sobre el amor y el perdón, el mismo que entregó su vida por el pago de nuestros propios pecados también me acompañará con su llanto.
"Yo ví llorar a Dios
y al preguntar por qué lloraba /
me contestó el Señor
que por nosotros se apenaba /
porque ya no seguimos
sus santos mandamientos /
y nuestros pensamientos
lo alejan de su amor..."
(Fragmento de la canción "Yo ví llorar a Dios")
(Fragmento de la canción "Yo ví llorar a Dios")
Como dije al principio, uno escribe según los dictámenes de su corazón y siempre, cada año surge como un fantasma acechante esa navidad distinta de que las disfruté en mi niñez.
Espero que tu Navidad sea mejor que la mía, para mí es como la vida misma, es más de lo mismo y sin cambios, no hay "jo jo jo" que valga.
Perdón por el pesimismo pero tenía la necesidad de expresar lo que siento, no es odio, es que siempre se repite la misma historia, es sólo una típica tristeza navideña que asola a los que tienen otros latidos de corazón.